Espléndida y alegre nos espera la primavera tras una mitad apagada, gris y encerrada.
Pasea con los cinco sentidos puestos.
Contempla cada flor que encuentres, párate, admírala; su forma, su color, el movimiento.
Inspira despacio, disfruta los aromas que desprenden y te rodean.
Presta atención a los sonidos: pájaros, insectos y el aire unidos como en un concierto.
El calor del sol y el fresco en los rincones sombríos se siente en la piel, en el rostro, los brazos, las piernas. El vaivén del cabello y las ropas ligeras.
Una hora puede ser eterna cuando se vive con plena conciencia, dejando a un lado los pensamientos. Una meditación en comunión con la naturaleza que recarga la batería para seguir viviendo con energía.
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