Ante los contratiempos y la adversidad, mantener la confianza en la vida y en uno mismo nos sostendrá y ayudará a encontrar el equilibrio entre sentimientos y pensamientos, lo que impedirá que la balanza caiga hacia un lado. Hacia el lado mental: martirizándonos con preguntas sin respuestas, puntos de vista sesgados, visiones distorsionadas, explicaciones erróneas y argumentos catastrofistas. O hacia el lado sentimental: lanzándonos al barranco de la indefensión, la culpa, el miedo, la desesperanza, la melancolía, la rabia o la impotencia.
Podemos conseguir un sereno equilibrio poniendo el foco en el corazón, y desde ahí mirar fugazmente a los pensamientos. Ya que las pesas mentales son más densas, intensas y engañosas que las emocionales.
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