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Fluir



Para fluir hay que despegarse de la mente, hay que dejar las preguntas, los porqués; hay que dejarse llevar por lo que apetece, lo que sientes, lo que te gustaría traído al presente.


Hay que dejarle espacio al alma para fluir, hay que darle su momento, hay que dejarla volar.

Dónde, cuándo y cómo se hace.

Dónde: en cualquier lugar donde te sientas a gusto, tranquilo y percibiendo con todos los sentidos. Sonidos, imágenes, olores, sabores y sensaciones corporales agradables. Música, canto de pájaros, flores, aromas, ropa suave, asiento cómodo, espacio libre, degustar algo que te encante en tu rincón favorito. Todo con calma y presencia.


Cuándo: a la hora del día que más te apetezca. Resérvalo en tu agenda. Da igual cuánto dure, serán minutos intensos, profundos y extensos, sin tiempo.


Cómo: aíslate en tu territorio, aleja el móvil, siléncialo, apágalo. Haz varias respiraciones profundas lentas. Vete relajando, estás cómodo. Y poco a poco sientes una mezcla de alegría, paz, entusiasmo, ilusión y emoción que sale del corazón y se expande a tu alrededor.


En ese estado flow conectarás con la energía del Universo, con la sabiduría, la luz y la inspiración, y sabrás sin dudar cuál es el paso que tienes que dar,

hacia dónde caminar y en qué momento avanzar.



 

Foto Instagram @ni.leconte

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