El equilibrio forma parte del Universo infinito.
La vida es parte del cosmos y el equilibrio es parte de la vida.
Los desequilibrios conllevan trastornos en cualquiera de nuestras facetas.
Excesos y déficits a nivel físico son motivos de mal funcionamiento del organismo, de malestares y enfermedades.
A nivel mental los desequilibrios son la principal causa de ansiedad, angustia y conflicto interpersonal. Mentes hiperactivas, intelectualidad rígida y pensamientos descontrolados necesitan del silencio, la desconexión informativa, el vagabundeo soñador y las visualizaciones creativas para mantenerse con armonía consciente.
Emociones explosivas que surgen como los fuegos artificiales, hay que liberarlas con cuidado de no quemarnos, ni de dañar a otros. Quizá solos no seamos capaces de manejarlas con equilibrio, pero siempre hay alguien que nos puede ayudar: un amigo, un compañero o un profesional.
Analizar nuestros comportamientos, alegrías y sufrimientos con objetividad nos enseñará, nos mostrará nuestro mundo interior: sus elementos, sus desórdenes, sus conflictos, sus sinsabores, y también sus valores. Y podremos compensar, poner o quitar, hacer o dejar de hacer para que la balanza deje de estar descompensada, para que se balancee sin caídas que nos golpeen y nos hieran.
Para encontrar equilibrio físico, mental y emocional siempre hay que conectar con el alma, ella es la brújula que nos orienta, la fuerza que nos impulsa, la luz que nos alumbra y el amor que nos sustenta.
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