top of page

Días de calor



El calor enlentece, afloja, frena. En verano nos cuesta adaptarnos al bochorno; suspendemos muchas actividades físicas porque el cuerpo rinde menos con temperaturas ambientales muy altas.


Esa lentitud que impone el sofocante calor es una gran ocasión para practicar actividades meditativas y relajantes que aminoren el ruido mental. Un reposo del cuerpo y de la mente en esos ratos en los que en otra época del año estaríamos moviéndonos, haciendo mil cosas, dando mil vueltas a cualquier asunto por insignificante que sea.


Días de calor asfixiante para desahogarnos de pensamientos reiterativos, para liberarnos de enredos que nos atrapan y nos quitan el sueño. Horas sofocantes que podemos aprovechar para practicar la paciencia, para simplemente estar sin mirar el reloj, sin calcular ni contar el tiempo, sin pensar en lo que hay que hacer, sino más bien dejar de hacer.


Un letargo físico y mental en el que pasear por nuestros adentros, dedicarnos a sentir y fluir sin analizar ni juzgar, viviendo el verano de una manera diferente.


Es un ejercicio potente aunque parezca sin importancia.

Es parar para luego avanzar con mayor conciencia y claridad.


 

Foto Instagram @kotographer_anotherstory

Comments


bottom of page