Pequeños actos que fuera de contexto carecen de valor, pero que en el momento justo son auténticos tesoros que quien los recibe graba en sus recuerdos para siempre y agradece con el alma eternamente.
Cada día nos encontramos con ocasiones de tener un detalle con esas personas que comparten nuestras vidas o que pasan por ella brevemente, que son especiales y saben llegar al alma; que ayudan cuando más lo necesitamos; que alumbran, se entregan, acompañan y protegen sin pedir nada a cambio.
Lo pequeño se hace grande en los detalles. Las palabras se quedan pequeñas y no son necesarias. Los mensajes son claros y directos. Un lenguaje no verbal que llega hondo.
Comunicación de alma a alma. Gratitud incondicional. Porciones de felicidad bidireccional: para quien recibe y para quien da.