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Despejar la mente



Cuando los pensamientos se disloquen en tu cabeza; cuando no te dejen concentrarte en alguna tarea; cuando te transmitan inquietud, temor o angustia; cuando te parezca que tienes una nube negra encima practica esta meditación.


Sal al aire libre si puedes, de lo contrario siéntate delante de una ventana, como si fuera la pantalla del televisor. Levanta la persiana y abre las cortinas, si te apetece abre la ventana.


Haz unas cuantas respiraciones profundas exhalando el aire despacio.


Mira por la ventana al cielo, aunque sólo se vea una pequeña porción, mira su color si está despejado; más claro o más intenso, azul celeste, quizá anaranjado al atardecer, violáceo o azul oscuro al anochecer. Míralo sin más mientras respiras, sintiendo el aire que entra por tu nariz y expande tu pecho.


Si el día está nublado observa las nubes cambiantes, su color, su forma, su movimiento, los claros que dejan.


Respira.

Y mira al cielo.


Continúa un rato hasta que te sientas tranquilo, aliviado, despejado, calmado, sereno.


Mirar al cielo te conecta con la inmensidad, la eternidad, la seguridad.


El cielo siempre está ahí, nos acompaña cada día de nuestra vida, nos maravilla su contemplación y nos recuerda la divinidad que existe en el Universo del que somos parte.



 

Foto Instagram @andhikaramadhian

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