Son escudos protectores que construimos tras sufrir decepciones, engaños, traiciones y fracasos en la vida. Con ellas pretendemos evitar que se repitan esas situaciones que nos causaron daño emocional y nos hicieron sufrir. Y nos volvemos cerrados, rígidos, inaccesibles, temerosos y huidizos. Son barreras construidas con miedos que se entrelazan y fortalecen haciéndonos prisioneros en nuestra propia cárcel.
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La Consulta de Susi
Consejos para una vida con armonía, salud integral y paz interior
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