Se abre el corazón y se deja fluir el amor cuando nos liberamos de los miedos, los prejuicios y los condicionantes (los “es que”, “y si”, “pero”).
Se abre cuando se quitan los pensamientos que cierran las puertas y ventanas por donde entra y sale el amor.
Cuando escuchamos nuestra voz interior, la del alma, la intuición; y confiamos en su sabiduría y nos dejamos llevar.
Y cuando al sentir compasión, admiración, emoción, inspiración y amor conectamos y nos entregamos, damos, recibimos y aceptamos.
Al abrir el corazón soltamos lo que pesa y nos ancla; dejamos entrar la luz que acaba con la oscuridad; nos expandimos ampliando la conciencia, comprendiendo, sintiendo y creando una vida con sentido, armonía y plenitud.
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