Cualquier cambio en nuestra vida, ya sea personal, familiar, laboral, de ciudad o físico, precisa de un periodo variable de adaptación. El cambio es estrés, tensión, impacto, innovación, reestructuración, desequilibrio, alteración y requiere dedicación, paciencia y tesón para recolocarnos, situarnos en el nuevo camino y avanzar con positividad.
Escucha a tu intuición y concédete permiso para frenar y desconectar del ritmo que impone el cambio, sólo así te podrás adaptar sin traumas y manteniendo tu equilibrio físico, emocional y mental.