Una vez descubierto, analizado y afrontado tu miedo toca eliminarlo, quitarle el poder y convertirlo en algo indiferente, neutro, incapaz de causarnos temor, susto, pánico.
Busca un pensamiento opuesto al que origina tu miedo, un pensamiento positivo, con fundamento, lógico y realista con el que tu mente se sienta cómoda; un pensamiento creíble con el que gue familiarices. Incorpóralo a tu día a día, empieza a visualizarlo y acompáñalo de afirmaciones; revívelo varias veces al día hasta que sea algo cotidiano y normal.
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