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Día otoñal


Día otoñal,

de los que por el sur no es habitual.

Día anunciado que celebro como un regalo.

Todo es secundario.

Vivirlo, sentirlo, disfrutarlo

es algo extraordinario.

Un día de fiesta en mi calendario.

Un paseo con el alma y los sentidos,

con la lluvia y la niebla, con el aire y el frío.

Cada paso me ofrece un espectáculo.

Colores divinos,

paisajes de ensueño,

sonidos del viento,

árboles en movimiento.

La lluvia que limpia y da brillo a las hojas,

ablanda la tierra,

refresca mi cara, mi pelo y mis manos.

Y el alma que vuela y es ella,

se siente libre, fuerte y serena

en medio de tanta belleza.

Es el encanto de la naturaleza

capaz de despertar y conectar con nuestra esencia

expandiéndose y fluyendo ligera y segura.

 

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