En el intestino humano existe una colonia de microbios (principalmente bacterias, también virus y hongos) conocida como microbiota intestinal que tiene importantes funciones metabólicas, inmunológicas y neurológicas.
Se encargan de producir vitaminas (B12 y K, entre otras), neurotransmisores, ácidos grasos y otras muchas sustancias esenciales para el organismo.
Ayudan a la asimilación de minerales, como calcio, magnesio y hierro.
Eliminan metales pesados y toxinas que ingerimos.
Protegen la pared intestinal evitando su permeabilidad y que pasen a la sangre otros gérmenes dañinos (produciendo infecciones) y moléculas como el gluten, lo que ocasiona alergias y reacciones inflamatorias responsables de multitud de patologías autoinmunes, crónicas y degenerativas.
Ayuda a regular la presión arterial mediante la producción de moléculas que se unen a receptores de los vasos sanguíneos.
En el intestino se encuentra más del 90 % de los gérmenes de nuestro organismo (el resto está en la piel, la boca y el tracto respiratorio). Se calcula que hay más de mil especies bacterianas en el intestino humano y solo un 1 % son potencialmente patógenas, según las condiciones del entorno. Todos estos microbios que viven en nuestro cuerpo representan un kilo de peso. Tenemos 10 veces más microbios que células.
En la actualidad se está investigando este desconocido universo microbiano conocido también como “segundo cerebro”, dado que el intestino dispone de toda una red neurológica con capacidad de dirigir de forma autónoma todas las funciones del mismo.
Es importante para la salud tener una microbiota diversa y equilibrada.
Los principales factores que alteran la microbiota son:
- El estrés
- Las dietas desequilibradas
- Los antibióticos ((tras un tratamiento de una semana la alteración de la microbiota puede durar entre 3 meses y más de 2 años)
- Una excesiva higiene y limpieza (uso de desinfectantes y antisépticos de forma generalizada). Hay un estudio que relaciona el uso de lavaplatos con un aumento de las enfermedades alérgicas en niños en relación con familias que lavan los platos a mano, y eso es debido a que las altas temperaturas de los lavados a máquina elimina más bacterias, con la consiguiente disminución de su biodiversidad.