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Observa la respiración


La respiración es la clave de la relajación.

Respiramos de forma involuntaria e inconsciente, pero podemos controlar la respiración de forma consciente. Cambiar el ritmo y la profundidad de la respiración es el único modo de hacer que la mente se serene y el cuerpo se relaje. Ninguna otra técnica funcionará si no se presta atención a la respiración y se regula.

En situaciones de ansiedad y estrés la respiración se vuelve irregular, rápida, entrecortada, suspirosa, superficial y puede producir cambios fisiológicos en el organismo que producen síntomas como: mareo, sensación de falta de aire, palpitaciones, hormigueo en manos y boca, temblores, náuseas, dolor torácico, espasmos musculares, diarrea, sensación de nudo en la garganta, cefalea y molestias variadas.

Cuando sientas angustia, inquietud, nerviosismo y cualquier otro síntoma párate unos instantes, observa cómo estás respirando y toma el control de la entrada y la salida del aire en tus pulmones. Haz unas cuantas inspiraciones lentas y profundas por la nariz exhalando el aire muy despacio por la boca; y luego continúa con respiraciones pausadas, prestando atención a la entrada del aire, sintiéndolo al pasar por la nariz.

Unos minutos respirando conscientemente será suficiente

para recuperar la calma y sentirte bien.

 

Foto Instagram @meg_and_non

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