Las opiniones que tenemos acerca de algo o alguien no son fijas, ni eternas, ni verdades absolutas, pero muchas veces se utilizan como excusa para no ceder, no colaborar, no aportar; en definitiva, no fluir. Y las convertimos en barreras y obstáculos, en vez de ser una herramienta para mediar en la comunicación y el entendimiento mutuo.
Al dar una opinión estamos expresando un sentir, un pensamiento que está influenciado y condicionado por todos los factores y circunstancias que rodean a un hecho que es percibido y analizado con filtros personales (creencias, sentimientos, ideas, personalidad, circunstancias, recuerdos, vivencias) que, aunque suelen ser rígidos y estables, son susceptibles de transformación.
Cambiar de opinión es señal de apertura, tolerancia, sabiduría y libertad.
Que una opinión propia o ajena nunca te límite y te impida fluir y ser tú mismo.
Que tus opiniones evolucionen, varíen y cambien forman parte de tu crecimiento personal.
Foto Instagram @charlottesmathiesen