Una experiencia multidimensional, muy completa y profunda. Conocer otros lugares, culturas y personas, tener experiencias y vivencias únicas siempre es enriquecedor. Descubrir, sorprenderse, contemplar, disfrutar. Cuando viajamos vivimos con intensidad porque estamos en el presente, en el momento, con todos los sentidos despiertos, con atención plena.
Viajando salimos de nuestra zona de confort, nuestro territorio, lo conocido, lo organizado, lo seguro y nos adentramos en lugares desconocidos, idiomas incomprensibles, comidas y sabores nuevos, costumbres y normas atípicas que nos enfrentan a nuestros temores y nos hacen buscar recursos para afrontarlos, para superar esos miedos que surgen cuando emprendemos un viaje (a volar, a un accidente, a enfermar, a perderse, a mil cosas diferentes).
Viajar nos hace conocernos mejor a nosotros mismos y a los que nos acompañan al viaje. Y nos hace tomar conciencia de nuestra vida, valorar y apreciar lo que tenemos, ser más agradecidos, más sabios y más felices.