Palabras sueltas, frases cortas, muy cortas.
Dos o tres palabras encadenadas o salteadas. Hasta letras sueltas.
A veces no se entienden, ??, qué dicen, a qué vienen.
¿Sólo eso?
Quiero más.
Cuéntame, dime, explícame.
La mente analítica se descoloca,
no comprende ese lenguaje que surge de repente.
Esas respuestas tardías, desviadas, concentradas
que tengo que desmenuzar, analizar e interpretar
poniendo al corazón como director,
organizando la información,
traspasando la lógica y la razón
para encontrar el sentido que,
como un misterio,
se oculta en esas palabras que a veces recibo,
que encuentro
cuando ojeo el buzón de mi iPhone.