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El ruido


El ruido es una causa física de malestar y de trastornos físicos y psicológicos. Según la OMS el ruido es el segundo factor medioambiental más perjudicial para la salud después de la contaminación del aire.

El ruido es interpretado por el cerebro como una señal de amenaza, haciendo que el organismo reaccione igual que en situaciones de peligro real produciéndose la liberación de hormonas y neurotransmisores similares a los que se liberan en situaciones de estrés mantenido y miedo.

El ruido afecta al organismo de diversas maneras:

- Es causa de malestar: inquietud, intranquilidad, irritabilidad, imposibilidad de descanso.

- Produce una interferencia en la comunicación. Para que una palabra sea bien entendida su intensidad tiene que superar al ruido de fondo en unos 15 dB, de modo que ante la interferencia de un ruido se reacciona elevando el volumen creándose una mayor contaminación sonora.

- El ruido también provoca disminución o pérdida de atención, de concentración y del rendimiento en las tareas al producir distracciones en los trabajos que exigen un cierto nivel de concentración, lo que favorecen la aparición de errores y reduce la calidad y cantidad del trabajo realizado.

- El ruido provoca trastornos del sueño que puede ser una dificultad o imposibilidad de conciliar el sueño, o interrupciones del mismo que si son repetidas acaban en insomnio. También se reduce la calidad del sueño.

- El ruido puede producir pérdida de capacidad auditiva al dañar el oído, lo que se traduce en una sordera transitoria que se recupera al cabo de unas horas tras cesar el ruido; o en una sordera permanente, tanto por la exposición prolongada a sonidos de más de 75 dB como por sonidos de breve duración pero muy fuertes, (más de 110 dB).

El ruido mantenido produce: alteraciones cardiovasculares, como la hipertensión arterial y los infartos; trastornos del sistema inmune; jaqueca; ansiedad; depresión; comportamientos antisociales, como hostilidad, intolerancia, agresividad, aislamiento social.

Son especialmente sensibles al ruido los niños, los ancianos, los enfermos, las personas con dificultades auditivas o de visión y los fetos.

 

Foto Instagram @demas

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