Hay muchas maneras hoy en día de saber de alguien, de comunicarse. Hay formas directas: llamadas, mensajes, correos; y formas indirectas: redes sociales. Con estos medios de comunicación nos llega información pero no la energía, la sonrisa o las lágrimas, la voz, la mirada, los gestos, el abrazo, el beso, la caricia o el apretón de manos.
Ni las fotos o vídeos, ni los audios, ni los escritos, por muy extensos que sean, podrán jamás sustituir a la emoción y el sentimiento que genera el encuentro personal, la cercanía, la presencia de alguien que forma parte de nuestra vida y con la que tenemos lazos que nos unen.
No sustituyas una visita, una charla, una comida juntos, un paseo o un rato de compañía por fotos, mensajes o llamadas de móvil, porque el ser humano necesita de las relaciones con los demás, del contacto a través de los sentidos y de la conexión entre almas que se produce al ver a alguien.