Hoy concédete un rato para conectar con tu alma, escucharla y sentirla, para fluir sin obstáculos.
Busca un lugar tranquilo, a ser posible fuera de tu hogar; puede ser un jardín, un parque, el campo, el mar, un río. Siéntate o túmbate en el suelo sobre una esterilla. Cierra los ojos y siente el aire, los sonidos de la naturaleza. Respira profundo y despacio. Presta atención a los aromas. Serénate. Cuando empieces a sentir el centro de tu pecho ligero, como si se expandiera; intenso, como si te abrazaban con fuerza; cuando sientas su energía en movimiento, ponte las manos sobre esa parte y siente el fluir de tu alma, su vibración, su amor. Disfruta.
Tu alma siempre está ahí, y siempre la puedes sentir y tener paz y amor.
Eso es independiente de todo lo que ocurra a tu alrededor.