Amanece un día de levante.
Ese aire que todo lo zarandea, lo arremolina y lo revuelve.
Te despeina, te desviste, te hace lagrimear los ojos.
Ese aire que levanta polvaredas, hojas secas, bolsas y papeles.
Que silba y da portazos.
Y hasta duele la cabeza.
Lo mismo pasa con el alma.
Hay días que despierta con una ventolera;
removiendo sentimientos,
alocando pensamientos,
sueños que se rebelan,
la espera que protesta;
la paz se va a dar una vuelta…
Así es la vida en esta tierra nuestra,
de vientos, brisas y alguna tormenta;
y sol cálido que alumbra la existencia.
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