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Ser generoso


Dar a los demás lo que necesitan y que nosotros tenemos es un acto de amor. Dar sin condiciones, sin esperar nada a cambio, sin interés por recibir recompensas.

Es un gesto que nace en el alma. Algo que en la primera infancia surge con espontaneidad.

Hay personas que son generosas a lo largo de toda su vida. Y hay personas que por influencias ajenas, experiencias vividas, entorno familiar represivo, educación, carencias afectivas y materiales, ideologías o cultura se vuelven egoístas y dejan de ser generosas, infravalorando los actos de generosidad, sin darse cuenta de que pierden una de las cualidades humanas que más benefician a la persona y que más paz y satisfacciones aporta.

 

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