Cada religión tiene sus oraciones. Si no te identificas con ellas; si no las sientes cuando rezas; si no crees en su poder; si no sintonizar con su forma de pedir; sus palabras o su mensaje: crea tu propia oración, con tus palabras, a tu estilo.
Lo que importa es que creas en las palabras que pronuncias porque eso es lo que le da poder. Es la intención, la fe y el significado del mensaje lo que pone en marcha el proceso.
Acompaña siempre la petición de palabras de gratitud por los favores que vas a recibir y visualiza la solución; da igual lo que imagines y cómo lo solventes, lo importante es ver la situación libre del problema, con luz, armonía, paz, belleza, sintiendo la escena como si ya la vivieras.
Tu oración tiene poder y es perfecta tal como la dices.
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