Literalmente ocuparse con antelación; lo que se traduce en llenar la mente de ideas, pensamientos negativos, temores, presunciones y elucubraciones mucho antes de que tenga lugar algo previsto: un acontecimiento, un hecho planeado, un evento o cualquier asunto cotidiano que nos inquiete porque pensemos que puede salir mal. Barajar esa posibilidad parece sensato, incluso prudente, sin embargo enredarse en todas las opciones que puede haber, particularmente las negativas, y adelantarse a algo que muy probablemente no ocurra es una pérdida de tiempo, un sufrimiento innecesario y un motivo de ansiedad, lo que se traduce en malestar y molestias físicas de lo más variado; además de un sinvivir emocional y mental que nos amarga la vida.
Cuántas vueltas le damos a cualquier nimiedad, cuántos ratos, horas, días comiéndose el coco por una posibilidad futura y remota que seguramente no surja. Cuántos minutos dedicados a pensar en asuntos triviales que dramatizamos. Cuántos problemas nos inventamos y argumentamos atándonos a ellos.
Toma conciencia de tus preocupaciones. Obsérvalas como si no fueran tuyas. como un espectador, y te darás cuenta del tiempo que se pierde y del sufrimiento que nos acarreamos.
Foto Instagram @minu_add