Ante cualquier enfermedad los médicos inician tratamientos que incluyen fármacos, intervenciones quirúrgicas, terapias físicas y medidas higiénico-dietéticas. Con ello se busca la curación, algo que a veces se consigue y a veces no; el mismo tratamiento tiene resultados diferentes en uno y otro paciente, eso es debido a que hay múltiples factores que afectan al proceso curativo y que no tiene en cuenta la medicina convencional, académica, científica, tecnológica.
La palabra sanación hace referencia a un proceso curativo global, holístico y no solo físico, porque la enfermedad no es sólo un trastorno físico, es también una vivencia emocional intensa, un descoloque mental, un tormento existencial, una marea familiar, un parón laboral, un estigma social, una nube negra que se coloca encima nuestra y no nos deja ver el sol.
Sanar es curar el cuerpo y es arreglar todo lo demás que se ha afectado. Es comprender, revisar, recolocar, hacer cambios, descubrir valores ocultos, abrir puertas, dar y recibir.
Hay que mirar dentro y fuera de uno mismo con los ojos del alma para ver y saber lo que hay que hacer para sanar. Es un trabajo personal que nadie puede hacer por nosotros.
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