Da igual la hora del día a la que se medite.
Si tu día suele ser ajetreado y no encuentras tiempo hazlo al final de la tarde, antes de cenar o preparar la cena.
Si eres madrugador levántate 15 minutos antes de lo habitual y nada más levantarte, y antes de hacer otra cosa, medita unos minutos.
También puedes meditar antes de acostarte; a esta hora del día puede ser más fácil quedarse dormido meditando, sobre todo si has madrugado o tenido un día muy cansado, y meditar es estar consciente y atento a nuestro interior.
Aprovecha los días de descanso para meditar a la hora que más te guste.
Recuerda que sólo 10 minutos diarios son suficientes para que notes su beneficio y que cuando se coge el hábito siempre se encuentra tiempo para meditar.