A veces nos enfrentamos a situaciones difíciles personales, familiares, laborales o de cualquier tipo que nos hacen sentir mal emocional y físicamente. Es frecuente tener síntomas variados como: sensación de mareos, palpitaciones, sensación de falta de aire, presión en el pecho o la parte alta del abdomen, náuseas, trastornos del sueño, tristeza, dolores y contracturas musculares, dolor de cabeza, aparición de ronchas y rojeces en la piel; multitud de síntomas que preocupan empeorando nuestro estado emocional.
Es un cuadro de ansiedad, de miedo del que muchas veces no es uno consciente. Puede parecer que afrontamos bien la situación, que tenemos recursos, apoyos y soluciones porque realmente los hay, pero la incertidumbre, las vivencias y experiencias del pasado, la información guardada en la memoria, las expectativas, los temores, todo se revuelve, se alborota, se descoloca y nos hace sentir vulnerables y frágiles desequilibrándonos por momentos y somatizando el conflicto interior.
Harás una visita al médico y te hará un examen físico que será normal en la gran mayoría de casos. Y entonces se pregunta uno qué hacer para recuperar el equilibrio y el bienestar…
... Interiorizar: escucharse, hacerse preguntas acerca de lo que nos preocupa, qué sientes, qué piensas, qué quieres. Medita y haz relajaciones ayudándote con algún remedio natural. Te recomiendo las flores de Bach, el remedio de emergencia llamado Rescue; tomar varias gotas varias veces al día durante unos días suele ser una gran ayuda, muchas veces suficiente para recuperar nuestro equilibrio energético y así poder afrontar cualquier contratiempo o dificultad que se nos presente.
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