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Castaños


Manto dorado y cobrizo cubre la tierra tras la cosecha envolviendo a los que durante semanas dedican su vida a recolectar y hacer que en tierras lejanas reciban los frutos que cada año con ilusión, respeto y aprecio el pueblo recoge. Atrás quedaron los días de trabajo duro sin descanso, las preocupaciones por el tiempo, la calidad, el precio. Es el regalo de los castaños que se despiden hasta el próximo año; belleza y color mientras desnudan sus ramas y descansan hasta que llegue la primavera cuando una vez más crecerán y brotarán los frutos, las verdes hojas, la ilusión y los planes.

 

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