Aunque vivas en una ciudad en un piso sin jardín puedes incorporar la naturaleza a tu hogar y así podrás conectar con ella cualquier día, a cualquier hora y en cualquier circunstancia.
Pon plantas en rincones, salones y lugares de retiro y cuídalas con mimo, contémplalas, admíralas, háblales (está demostrado que hablándoles con cariño crecen más, se mantienen más sanas y bonitas y viven más tiempo); que no sean un objeto decorativo más sino un ser vivo con energía y sabiduría.
Pon también otros elementos de la naturaleza, como el agua: pequeñas fuentes con agua en movimiento sonando al caer el chorro y brillando.
Si no puedes salir de casa por algún impedimento a respirar aire limpio y a sentir la brisa, el viento, la lluvia o el sol abre las ventanas y asómate unos minutos cada día. Da igual si hace frío o calor, cierra los ojos y respira hondo y despacio, siente el aire en tu rostro, tu pelo, tus manos.
Ten siempre alguna flor fresca y huele, mira, toca y siente su belleza.
Enciende alguna vela; la llama es el fuego, es luz y calor natural.
Integra con los cinco sentidos todos los elementos y siéntete parte de la naturaleza.
Foto Instagram@monsieur_arefin