Para sentirte libre y poder conectar y escuchar a tu alma necesitas un lugar al que te puedas retirar a relajarte, meditar, orar, escuchar música. Un lugar acondicionado a tu gusto, cómodo y acogedor, tranquilo.
Busca en tu hogar esa habitación especial si es posible. Quizá puedas disponer de una pequeña cabaña en un jardín; un trastero que no usas en una azotea; un balcón cerrado con ventanales; un rincón de un dormitorio; un lugar poco utilizado que prepares. Una alfombra, unos cojines, un sillón o una hamaca es suficiente. Pon algún mineral, incienso si te gusta, una lámpara con luz tenue, alguna planta o flor, alguna imagen sagrada o una foto bonita; quizá algún objeto con encanto para ti.
Informa tu familia o las personas con las que convivas de la importancia de respetar ese lugar que para ti es sagrado.
Aunque se puede hacer cualquier actividad relajante en cualquier lugar, según la capacidad de desconectar o interiorizar de cada uno, es importante disponer de ese espacio sagrado en el que te resultará más fácil y enriquecedor conectar con tu interior.
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