Para ser uno libre y poder hacer, decir, sentir y vivir conforme a lo que desea nuestra alma, para ser feliz en la vida hay que poner límites a las influencias ajenas. Muchas veces no somos conscientes de ello y nos movemos empujados por ese influjo que inconscientemente nos dirige, llevándonos por caminos que no nos gustan, manipulándonos, moldeándonos, impidiendo que seamos uno mismo en esencia con todas las cualidades que nos hacen únicos.
Toma conciencia de hasta qué punto eres prisionero y empieza a poner tus límites, crea tu espacio, tu silencio, tu tiempo para ti.
Tú eres tu jefe, tú diriges tu vida, no los demás.
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