Cuando tenemos dificultades para llevar a cabo algún cambio, cuando estamos en el camino pero no avanzamos, cuando queremos hacer y no podemos siempre nos preguntamos qué es lo que nos falta. Y echamos la culpa a la falta de algo, quizás valor para ser más atrevido, ganas para continuar, dedicación, tiempo, apoyo, ánimo, ilusión o mil cosas más. Buscamos lo que nos falta como quien busca la pieza que falta de nuestro puzzle, y damos mil vueltas y revueltas y pasamos mil horas buscando en nuestros adentros.
Y un día, de repente, nos damos cuenta de que no falta nada, lo tenemos todo, ese día toma uno conciencia de que lo que nos pasa es que nos sobra. Nos sobran los temores, las dudas, la indecisión, los esquemas y argumentos mentales, lo que nos dicen y el qué dirán, los prejuicios, la máscara que un día nos pusimos para proteger nuestra persona, las barreras que colocamos para defendernos. Sobra todo lo que aprisiona al alma y no la deja volar.
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