Este ejercicio es a la vez una relajación, meditación y terapia energética.

Sal de casa y busca el campo.

Si vas acompañado guardar silencio y apagar el móvil.

Empezar a caminar despacio, puede ser por un camino, una vereda o a través del campo.

Ve mirando la tierra que pisas, siente su superficie, su rugosidad, dureza, su forma, su color, su olor, párate de vez en cuando y toca la tierra, las rocas, la hierba.

Huele y escucha, los pájaros cantando, el agua del arroyo, el aire en las hojas.

Respira hondo y exhala lento varias veces.

Siente la brisa, el calor o el fresco en tu cara, en las manos.

Párate y mira al cielo, a las nubes, a las ramas de los árboles.

Siente la naturaleza que te rodea con todos tus sentidos.

Ver, oír, oler, tocar y también saborear algún fruto que te encuentres.

Da un paseo consciente, atento, presente.

No pienses ni des vueltas a los asuntos pendientes.

Este rato es para conectar con la naturaleza y desconectar la mente.

Te sentirás sereno, alegre, optimista y dichoso.

Al terminar da las gracias al planeta por lo que te ofrece.

Foto Instagram @ladile

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