La Vía Láctea, nuestra galaxia, ocupa una extensión tan inmensa que la luz tardaría decenas de miles de años en atravesarla. En ella hay 300.000 millones de estrellas entre las cuales el Sol es sólo una más.
Tiene forma de espiral con cuatro brazos que giran alrededor de su centro. Se tiene una idea bastante precisa de cuál es la posición que ocupa el Sol y la Tierra en ella, nuestro sistema solar se encuentra en alguno de sus brazos a unos dos tercios de la distancia que separa el agujero negro central y los límites de la galaxia.
Desde cada lugar de la Tierra se ve una parte distinta de la Vía Láctea, el eje terrestre está inclinado de manera que el hemisferio sur siempre está enfocado hacia el centro galáctico y el hemisferio norte hacia otro lado lejos del centro donde hay menos estrellas. A simple vista en el cielo nocturno vemos una franja luminosa y borrosa que contiene cientos de millones de estrellas demasiado alejadas como para poderlas distinguir individualmente.
La Vía Láctea es sólo una de los cientos de millones de galaxias que se calcula que hay en el Universo.
Estas cifras imposibles de asimilar e imaginar nos hacen ser más conscientes de la magnitud, el misterio y las maravillas que encierra el Universo visible.
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