Días apagados en los que el alma se viene abajo,
en los que se siente sola
y deja que la mente le diga cosas que no son la verdad,
esa lógica y racionalidad que no le ayudan a volar.
Aunque el cielo esté nublado,
aunque el día sea gris
levanta el vuelo y aletea,
atraviesa las nubes mentales
y llega a esa parte del cielo donde sólo hay luz,
donde siempre brilla el sol,
donde las galaxias se pueden ver
porque no hay obstáculos para la visión interior.