La tensión es producto de un exceso de actividad física, emocional o mental que se manifiesta con síntomas como dolor muscular debido a contracturas, cansancio desproporcionado en relación a la actividad física realizada, cefalea continua, llamada tensional, sensación de mareo o inestabilidad, dificultad para conciliar el sueño, molestias de estómago como pesadez o dolor, taquicardia e hipertensión arterial.
Busca el origen cuando sientas algún síntoma físico, escucha tu interior y repasa tus emociones, qué te disgustó, apenó, enfadó, dolió. Pregúntate por qué te hicieron sentir mal, qué te quieren decir, qué tienes que cambiar en ti para que no te afecte, para que puedas sentir sin sufrir tensiones a nivel físico.
Acompaña esa búsqueda interior de una meditación y una relajación, es el único modo de evitar las consecuencias de la tensión, de prevenir trastornos debidos a una tensión crónica.
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