Las luces en Navidad simbolizan la divinidad, la energía divina, la chispa interior que todos albergamos, la luz que ilumina nuestro camino, la alegría del alma.
Cuando una luz se enciende desaparece la oscuridad, cuando se abren los ojos y se despierta vemos claridad.
Las luces de colores nos conectan con la luz de nuestro interior, con los valores espirituales que anidan en el corazón.