Al menos un día a la semana vívelo sin planificarlo, sin tenerlo programado de antemano, un día en blanco en el calendario. Pon horarios, actividades y tareas al resto de días de la semana pero deja uno en blanco y cuando te levantes ese día haz lo que vaya surgiendo, lo que te apetezca. Que la espontaneidad reine ese día, sin horarios, sin obligaciones, sin proyectos, sin plan. Hacerlo es sentirse libre.
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