Nuestro cuerpo nos da mucha información acerca de nuestro mundo interior, nuestras emociones, nuestros conflictos, esos que muchas veces no queremos ver ni escuchar, que ignoramos creyendo que si olvidamos sin más ya se solucionan. No es así, por eso cuando no escuchamos nuestro interior el cuerpo nos avisa, lo hace a través de los síntomas, esos malestares de lo más variado, lo más frecuente son dolores en cualquier parte, que nos hacen pararnos y prestarles atención, preguntarnos qué pasa, qué no va bien.
El problema está en que ni nosotros mismos ni la mayoría de los médicos a los que acudimos ante esos síntomas cuando son persistentes o intensos prestan atención a ese mundo interior, no contemplamos nuestra parte emocional, mental ni espiritual que es donde radica el verdadero problema.