Es dejar espacio para nuevos pensamientos, para otras posibilidades, para ideas nuevas, es quitarse barreras como son los prejuicios, los miedos a lo desconocido, al qué dirán, al fracaso; es creer que todo es posible, porque así lo es, es confiar en la intuición y en la inspiración.
Cada vez que te llegue alguna idea y tu primera reacción sea negarla, rechazarla, desestimarla por no encajar en tus esquemas o creencias párate y pregúntate: ¿por qué no? Y en vez de escuchar a la mente escucha al corazón, siente lo que te transmite esa idea sin cuestionarla, sin juzgarla a priori, sin etiquetarla, acéptala, dale una oportunidad, déjala reposar, no te precipites rechazándola porque puede que le estés dando la espalda a algo que te haga crecer, ser feliz, sentir paz, ver luz.
Abre tu mente.