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Protectores solares


La radiación solar se compone de una radiación visible (42%), la que vemos como color, la radiación ultravioleta (9%) y la infrarroja (49%) responsable del calor al hacer vibrar y rotar las moléculas aumentando la temperatura.

Dentro de la radiación ultravioleta (UV) están:

- Los rayos UVA que penetran hasta la dermis produciendo una oxidación de la melanina, el pigmento protector que da color a la piel y broncea.

- Los rayos UVB son los más peligrosos, penetran poco la piel pero son los responsables de las quemaduras y el enrojecimiento.

- Los rayos UVC que no llegan a la superficie terrestre porque son absorbidos en su totalidad por el oxígeno y el ozono de la atmósfera que también absorbe parte de los rayos UVA (el 5%) y de los UVB (un 95%)

Las radiaciones ultravioletas sobre la piel deterioran la elástica y el colágeno acelerando el envejecimiento cutáneo y también son responsables de ionizar átomos, excitar electrones y romper moléculas liberando radicales libres que pueden alterar el ADN y producir cáncer.

Las vitaminas C y A y los betacarotenos, sus precursores, son potentes antioxidantes que pueden neutralizar los radicales libres formados por las radiaciones ultravioleta.

Los protectores solares o fotoprotectores son productos que se aplican sobre la piel para protegerla de los efectos perjudiciales de las radiaciones UVA y UVB. Contienen unos sustancias llamadas filtros que pueden ser de dos tipos: físicos o minerales, como el óxido de cinc, el dióxido de titanio o el talco, que reflejan todas las radiaciones, hasta las infrarrojas evitando las quemaduras y el enrojecimiento, se denominan “pantalla” y son los que llevan algunas cremas que dejan un rastro blanco al untarlas (ya existen nanopartículas que evitan ese efecto), quedan sobre la piel y no se absorben. Otro tipo de filtro son los químicos que son moléculas orgánicas que absorben la radiación ultravioleta y la devuelven como radiación térmica inocua para la piel. Estas sustancias pueden degradarse por acción de la luz y absorberse por la piel con riesgo de intolerancias o alergias, para evitarlo le asocian otras sustancias llamadas fotoestabilizadores.

El Factor de Protección Solar (FPS) o Indice de Protección (IP) del fotoprotector es un número que figura en el envase del producto y que indica el número de veces que aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al enrojecimiento y la quemadura; así por ejemplo: un FPS 50 quiere decir que la piel no se quema hasta que se ha expuesto 50 veces a la cantidad de radiación que normalmente produciría quemadura (eso depende de la cantidad de melanina de cada tipo de piel y de la cantidad de radicación según las horas del día).

Todos los productos del mercado con FPS son seguros y eficaces porque han pasado unos rigurosos controles de calidad.

Ningún protector solar aunque se llame “pantalla total” protege totalmente de todas las radiaciones UV, Un FPS 15 filtra el 93% de todas las radiaciones UVB, un FPS 30 filtra el 97% y un FPS 50 el 98% y por encima del 50 prácticamente todos tienen la misma protección.

Los dermatólogos recomiendan el uso diario de un FPS 30 incluso en invierno, este índice protege contra el cáncer y el envejecimiento cutáneo. se debe aplicar media hora antes de la exposición al sol y repetir cada 2 horas o tras cada baño.

Los protectores que dicen ser “resistentes al agua” soporta dos inmersiones de 20 minutos y los “muy resistentes” cuatro inmersiones.

Los cristales de las ventanas filtran más del 96% de la radiación UVB y solo un 15% de la UVA y las lunas de los coches filtran el 90% de las UVB y el 30% de la UVA.

Ls nubes, salvo los cúmulos de gran desarrollo vertical, no filtran los rayos UV.

Las sombrillas de playa filtran dos terceras partes de la radiación ultravioleta.

Las sesiones de rayos UVA en cabinas bronceadoras emiten menos radiación UVB y bastante más UVA que la luz solar natural, se producen menos quemaduras y bronceados más intensos pero a la larga los rayos UVA pasan factura a la piel.

 

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