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Conversar con los niños


El doctor Álvaro Bilbao, autor del libro “El cerebro del niño explicado a los padres” habla de un tipo de conversación llamado positivo-elaborativo que se caracteriza por narrar historias muy elaboradas ordenando los sucesos en el tiempo, haciendo hincapié en los detalles y centrando la atención en los momentos divertidos y positivos, este tipo de conversación durante la infancia se ha demostrado que favorece la memoria y la capacidad de aprendizaje en la adolescencia y de adulto.

Destaca lo siguiente:

Para tener una memoria excelente es muy importante la organización, el orden, cuando se converse con un niño acerca del pasado se debe hacer ordenando la secuencia de los hechos para que comience a recordar en orden, esto le facilitará acceder a los recuerdos y desarrollar una memoria ágil y eficaz.

Prestar atención a los detalles es algo que le servirá para desarrollar una memoria cada vez más clara y definida ya que en el niño las ideas que se fijan suelen ser generales, en forma de impresiones y con pocos detalles. Para ello cuando se relate una historia sobre lo que hizo el niño u otras personas hay que destacar los detalles como colores, formas, objetos, nombres, etc.

Hay que ayudar a recuperar los recuerdos que quedan almacenados en lugares remotos de la memoria, una excelente forma de conseguir un mayor alcance de la memoria de los niños es dialogando con ellos cada noche sobre lo que ha ocurrido durante el día, buscando en la memoria otras situaciones parecidas y recordando anécdotas y detalles.

Otro aspecto importante es recordar lo positivo desechando los malos recuerdos, una tendencia natural del cerebro humano, lo que ayuda a mantener un buen estado de ánimo, a tener un buen autoconcepto y a confiar en nosotros mismos. Hablar con el niño cosas buenas del pasado prestando más atención a los detalles agradables y divertidos de los recuerdos facilita el desarrollo de una mejor memoria en el niño. Los recuerdos de las experiencias importantes de nuestra vida se almacenan en la corteza cerebral posterior y cada vez que tenemos que tomar una decisión relacionada con nuestra capacidad de resolver un problema el cerebro busca en esa región los recuerdos que apoyan su decisión, si esa región cerebral contiene recuerdos positivos y el niño es capaz de acceder a ellos seremos más optimistas a la hora de emprender un reto y de afrontar una tarea con confianza. Eso no quiere decir que haya que dejar de prestar atención a los recuerdos negativos siempre que el niño quiera hablar de ellos porque es importante para él, es algo necesario para comprender e integrar las experiencias negativas.

 

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