Cuando no es posible manifestar la ira en el momento que la sentimos ni a la persona que la motiva y si no es posible hacerlo más adelante es conveniente expresarlo de otra manera. Una buena forma consiste en retirarse a un lugar apartado donde poder liberar verbal y físicamente toda esa rabia, gritando, pataleando o golpeando una almohada o cojín, sin limite ni medida hasta que uno se haya desahogado y liberado, eso es tan efectivo como hacerlo directamente en el momento que surge y con quien surge.