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El corazón


El corazón es el órgano que mantiene la vida, el que bombea toda la sangre al resto del cuerpo, está formado por un músculo con características propias, el miocardio, y un tejido nervioso con la peculiaridad de producir continuamente unas descargas eléctricas que se propagan a través de sus ramas nerviosas al miocardio transmitiendo los estímulos que desencadenan la contracción muscular capaz de bombear la sangre que recoge a los pulmones y al resto del cuerpo, del lado derecho va a los pulmones donde recoger oxígeno y de aquí al lado izquierdo, son los ventrículos los encargados de bombear la sangre.

El corazón recibe inervación por parte de nervios involuntarios que responden a las señales que llegan al cerebro sobre las necesidades del organismo produciendo un aumento o descenso de la frecuencia cardiaca, es decir, el número de latidos por minuto. La frecuencia cardiaca normal es de 60 a 100 latidos por minuto, siendo la frecuencia estándar de 72 latidos por minuto.

Este sistema de conducción es tan perfecto que impide que se produzca una estimulación continua del miocardio al existir unos períodos refractarios durante el ciclo eléctrico que garantizan la relajación después de la contracción evitando una contracción mantenida que sería mortal.

La corriente eléctrica que se genera en las células del corazón es debida a los iones de calcio, potasio y sodio que al entrar y salir de las células produce cambios de voltaje que se propagan trasmitiendo el impulso eléctrico desde donde se origina en un nódulo de la aurícula derecha (la parte que recibe sangre del resto del cuerpo y la envía al ventrículo) recorriendo el corazón a través del tabique hasta la punta y luego a las paredes. Las células conductoras tardan 30 milésimas de segundo en transmitir los impulsos a todas las fibras musculares de los ventrículos, la velocidad de conducción del estímulo eléctrico es de menos de 0.1 segundo.

Hay una sincronización perfecta entre impulso eléctrico y contracción del músculo cardiaco. A veces hay fallos en la conducción lo que da lugar a bloqueos que puede precisar la colocación de un marcapasos para mantener una buena frecuencia cardiaca. Cuando la actividad eléctrica del corazón se vuelve irregular es lo que se conoce como arritmia. Otras veces falta el riego sanguíneo a una parte del miocardio y deja de funcionar, es el infarto, y a pesar de ello el resto del corazón cumple con su función.

El corazón es capaz de seguir latiendo aunque se quede sin inervación externa, aunque se corten los nervios que llegan a él, ya que sus células especializadas siguen produciendo estímulo nervioso que hace que el miocardio se contraiga y se relaje de forma cíclica durante toda la vida bombeando la sangre a todo el organismo. El corazón de un adulto de 80 años habrá latido más de 200 mil millones de veces.

Se bombean 5 litros de sangre por minuto en reposo, durante la actividad física moderada es el doble y si la actividad es intensa puede llegar hasta los 20 litros por minuto.

El corazón no padece de cáncer, un misterio porque sus células al igual que las demás podrían degenerar y transformarse en células cancerígenas.

 

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