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Mantener la calma


Hay momentos en los que las circunstancias y ciertas personas con su actitud insultante, despreciativa, irrespetuosa nos alteran y nos pueden llevar a tener reacciones explosivas, a la agresión verbal, a decir cosas impensables producto de una mente iracunda que ataca cuando percibe algunas respuestas que interpreta como agresiones.

En estos momentos es difícil mantener el equilibrio necesario para no verse afectado, para no caer en el torbellino de energías negativas que se desencadena, para no sucumbir; es difícil pero no imposible.

¿Qué hacer?

Respirar hondo y exhalar el aire despacio, hacerlo de forma consciente prestándole atención a la entrada y salida del aire.

Repetir mentalmente alguna palabra o frase corta que nos tranquilice, como por ejemplo: “tranquilo”, “calma”, “paz”; o bien hacer una breve petición de ayuda a alguna entidad de nuestra devoción, según nuestras creencias, como por ejemplo: “Dios mío, ayúdame”, “Pido Luz y ayuda”, “Que me ayuden los Seres de Luz”, “ Que me ayuden los Ángeles”, “Que me ayude la energía Todopoderosa”.

Sólo con esos dos pasos notaréis cómo la calma a modo del bálsamo que os envuelve os lleva a reaccionar serenos, sin ira, sin emociones negativas dañinas y perjudiciales y os sorprenderéis de vuestra entereza y respuesta a la situación capaz de aportar soluciones imprevistas y resolutivas.

 

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