Desde que nacemos estamos condicionados a actuar, comportarnos, expresarnos, decidir, a vivir sin hacer uso de nuestra libertad de pensamiento y de expresión, de elección.
Nuestros padres son los principales condicionantes, según sus vivencias, sus creencias, sus experiencias nos inculcan ideas, creencias, prejuicios muchas veces erróneos, equivocados, falsos, que durante la infancia se graban en nuestro cerebro, sobre todo en el subconsciente, condicionando nuestras vidas de adultos.