Es la consecuencia final de desequilibrios energéticos que alteran el funcionamiento físicoquímico celular, lo que se manifiesta con síntomas y signos que no son sino señales y avisos de que algo va mal.
No es suficiente con intentar solucionar el fallo o defecto físico porque eso es sólo un parche, hay que indagar en el origen de la enfermedad que, salvo excepciones, siempre está a nivel mental, emocional o espiritual, conflictos a esos niveles provocan el desequilibrio energético inicial que acabará en enfermedad.