Hay momentos en la vida en los que se pierde el rumbo y uno va a la deriva, eso ocurre porque se pierde la conexión con nuestra alma, se deja de escuchar su voz que es nuestra guía.
En esos momentos no hay más solución que recuperar esa conexión: tomarse un tiempo de retiro, en soledad, apartarse de los demás, buscar el silencio, y en esas circunstancias uno escuchará esa voz interior clara y amorosa, fuerte y segura que es el alma, nuestra energía, nuestra sabiduría, nuestro amor.