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Una relajación sencilla


Túmbate boca arriba en un lugar cómodo, cierra los ojos, respira hondo varias veces expulsando el aire despacio por la boca.

Imagina una piscina de agua caliente, visualiza el agua cristalina y el vapor en la superficie.

Siente el agua caliente en los pies y cómo, poco a poco, vas metiéndote en el agua hasta que llega al cuello. Ahora flotas boca arriba y sientes que el cuerpo se afloja, se relaja.

La cabeza siente el agua caliente, el pelo se mueve suave, te sientes parte del agua.

Para terminar la relajación imagina que sales del agua caliente y te envuelves en una gran toalla cálida.

 

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