Debilucho y pequeño un día apareciste,
te acogimos y con nosotros te quedaste.
Al principio arisco, pronto confiaste
y acariciar te dejaste.
Noble y quejica con tus miau bajitos,
tus sentadas a la puerta de la cocina,
tu mirada cristalina.
Fuiste un gato discreto y agradecido
y con amor te hemos cuidado
hasta que tu cuerpo más no ha resistido.
Siempre te recordaremos Fraskito,
tu miau bajito,
y tus ojos claritos.
En nuestro corazón te llevamos,
tienes tu rinconcito.